jueves, 7 de mayo de 2009

RELIGION

El Antiguo Egipto es una de las mayores civilizaciones en la historia de la humanidad, que floreció en el valle inferior del Nilo desde el año 3.100 al 30 a.C. La religión ocupaba un lugar importante en la civilización de los faraones, que se diferenciaba en dos aspectos básicos: el culto a los dioses y los ritos funerarios.
Los dioses del Antiguo Egipto son representados en templos, tumbas y construcciones fúnebres como seres mitad animales y mitad humanos.
Procedentes del animismo africano, sus cultos son conocidos por el deseo de pervivencia ulterior a través de la momificación y los monumentos funerarios, como pirámides e hipogeos.
Los egipcios asimilaban a sus dioses con las fuerzas de la naturaleza, hecho por el cual todos ellos poseen características humanas y animales. El ciclo anual de inundaciones y fertilización de la tierra provocado por el río Nilo fue un elemento central en sus creencias. Uno de los animales sagrados de los egipcios era el gato: quien matase un gato era condenado a muerte de inmediato. Otro de los animales divinizados era el toro Apis, consagrado al dios Ptah.
La religión oficial tenia como figura central al Sol o astro rey, denominado Ra, Horus o Amón. El faraón debía velar por los dioses y cuidar sus imágenes de culto (pues en ellas habitaban los dioses), tarea que delegaba en los sacerdotes.
Los sacerdotes jugaban un papel muy importante en la religicón egipcia: practicaban el culto a los grandes dioses. Sólo ellos y el faraón podían acceder a los santuarios. El pueblo sólo tenía acceso a los dioses en ciertas festividades en las que, a modo de procesión de una Semana Santa católica, dichas imágenes eran transportadas dentro de una capilla sobre una barca simbólica.
Para satisfacer su deseo de adoración de sus dioses, el pueblo egipcio acudía a otros templos y santuarios dedicados a divinidades menores, a los que sí les estaba permitido el acceso, donde llevaban ofrendas y donde acudían en peregrinación.
Los egipcios creían en una vida en el más allá: un difunto continuaba su vida después de muerto, normalmente dentro de su tumba o en sus alrededores, y podía viajar a través del más allá; de ahí la importancia de los ritos funerarios. El famoso "Libro de los muertos" contenía una serie de normas para alcanzar la vida de ultratumba, en las que se contemplaba la manutención del cuerpo incorrupto. Esta creencia obligó a los egipcios a desarrollar la compleja técnica de embalsamar los cadáveres (momias) y la construcción de grandes tumbas para que sus muertos tuvieran una morada en la que seguir viviendo en el más allá. Los enterramientos contenían gran variedad de bienes materiales, incluyendo alimentos, joyas, enseres y, en algunos casos, con una barca.
Entre la muerte y la incorporación al mundo divino se celebraba un juicio, el cual se representa muy a menudo en las tumbas, papiros, ataúdes y mortajas. Las escenas del juicio muestran a un monstruo femenino, llamado "devorador"o "devorador de los muertos", cuya función era engullir a quienes fracasaban en la prueba.

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